sábado, 25 de febrero de 2012

XXXIV

Silva el viento rozando levemente mi cara,
inunda el sol el horizonte con su luz y calor,
el mar baila suavemente con los peces,
las rocas y la arena, tan dispares, se han unido
para rodearlo y contenerlo, el cielo tan claro
y limpio sirve de espejo a la aves
que sobre vuelan este instante tan efímero
y perfecto que me da miedo parpadear;
sólo, de pie, admirando lo abstracto
de la belleza y preguntándome que papel
juego yo aquí, en este lugar, en este momento
tan concreto, me doy cuenta de que no se quien soy;


¿Acaso puede decírmelo los discos que descansan
en la estantería, los libros tirados sobre el escritorio,
las películas apiladas detrás del dvd, el equipo de fútbol
que sigo apasionadamente? ¿Podría decírmelo el gin tonic
o la cerveza que me gusta, el té que tomo por la tarde,
mis amigos o algún familiar, los versos que trazo
sobre el lienzo de mi alma, las noches de insomnio?


Mientras el manantial de mis pensamientos sigue
corriendo en mi mente, llegas a mi lado,
mi mirada se cruza con la tuya y se dibuja
una sonrisa en tu cara... que importa quien sea,
mientras sea la persona a quien ames.

A. Carmona

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