domingo, 27 de enero de 2013

LXII

¿Qué tienen en común
el humo de tabaco
elevándose en el aire,
unas notas de piano
sonando de fondo,
dos vasos con apenas
un poco de whisky
para dejarnos llevar,
una cama con sábanas
arrugadas por los embates
de un mar enfadado,
la luz tenue
en un paisaje de sombras
y dos cuerpos
fundidos en un gemido
sordo y sudoroso?
¡Ah! ya lo recuerdo
fue el cruce
de nuestras miradas.

A. Carmona

LXI

Esa vieja historia
de corazones rotos
y almas que se unen,
de noches regadas de vino
y canciones tristes,
de tu olor perenne
en mis sábanas,
del olvido figurado
y el sollozo recuerdo
disimulado...

Esa vieja historia de amor
que se convierte en odio,
ese odio que te marca el alma,
anhelo de tu piel
convertida en amargura
y aquellos besos
que ahora me sabrían a hiel,
ha pasado mucho tiempo
y me diluí cual estatua de sal,
ya sólo que da de mi
un corazón yerto y solitario
que aulla como un lobo
tu ausencia en mis noches.

A. Carmona