miércoles, 1 de febrero de 2012

XXV

Heme aquí debatiendo mi honor
entre dichos y hechos, como cada cual
blandiendo mi propia espada de la verdad
pues mi boca, más certera que mis manos,
gana batallas que aun no he luchado
desarmado y sólo por los acontecimientos
me veo frente a mi peor enemigo,
en el espejo no veo mi reflejo,
sólo a mi conciencia alzándose contra mí
dicta ya tu sentencia a este culpable falaz
y déjame cumplir con mi condena
en la prisión de la soledad,
allí podré soñar conque algún día
mi corazón encuentre la paz.


A. Carmona

2 comentarios:

  1. Yo creo que la paz está mucho más cerca de lo que creemos, al fondo del ombligo, todo recto hacia el noreste.
    Me tienes enganchada, disfruto con tus palabras.
    Besos

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por tu comentario!!!! parece que no pero siempre ánima a seguir escribiendo si a la gente le gusta lo que uno escribe ;) besos!!

    ResponderEliminar