domingo, 9 de septiembre de 2012

LVII

He caído, he sido derrotado,
no conozco ni la gloria ni el honor
pues no luché, no alcé mi espada
contra mi adversario (la vida), tan sólo
sostuve mi escudo, aguantando
hasta quedarme sin aliento,
es mi culpa lo sé, pues no soy
un guerrero y apenas soy alguien ya;
Aléjate de mi, que nada bueno
puedo traerte, mi fama me precede
en esta tierra hija de Caín,
y nadie dejará nunca de recordarme
que vino el peligro (en mi busca)
y salí huyendo, que mi destino
se reveló (ante mi) y no lo acepté,
que pude hacer algo y preferí
no moverme, que me amabas
y te hice daño y me aparte de ti,
que aun teniendo alma no poseo
corazón, y que estando vivo
es ya como si hubiese muerto.

A. Carmona