viernes, 10 de febrero de 2012

XXVIII

Tú Morfeo, desdichado dios de los sueños
hijo de Hipnos, tú que fuiste fulminado
por el rayo de Zeus; cuando entreabro
mis ojos resistiéndome a yacer en mi lecho
cada noche, intentando en vano no caer
en tus brazos, apareces abatiendo tus alas
y me llevas a tu mundo, me castigas
haciéndome contemplar el más bello
tesoro que guardan para sí los dioses;
una noche tras otra vuelvo a tu cueva,
entre la sutil luz te veo en tu cama de ébano
de adormideras rodeado y me incitas
a acompañarte y llevarme a tu mundo;
mas no puedo resistirme, porque ella
es mi sueño y no tenerla la pesadilla
y aunque no exista, aunque tan sólo
sea un sueño, ya lo sé, no obstante
en ese mundo de fantasía ella es mía...
y yo, aquí tan sólo, soy un perro sin dueño,
un esclavo sin amo, un samurai sin señor,
un creyente sin su dios...soy...
tan sólo soy un corazón sin amor.

A. Carmona

2 comentarios:

  1. No hay corazón sin amor, no tiene límite, no hay fondo... Los sueños, sueños son y no pueden competir con los latidos a este lado de la vida.
    Es muy brillante tu estilo, engancha.
    Un abrazo

    ResponderEliminar