viernes, 16 de agosto de 2013

LXV

El tiempo se diluye lentamente
entre mis dedos,
como arena que lleva el viento,
como el agua del río que muere
en el eterno océano de la nada...

De la nada, construyo mis sueños
sobre las ruinas diarias de mi realidad,
sazonadas de desilución y salpimentadas
de la verdadera soledad...

La verdadera soledad, aquella
que ni siquiera el poeta logra versificar,
la ausencia de palabras que puedan describir

el desasosiego de un alma
a la que solo le quedan los sueños como escapatoria.

A. Carmona

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