sábado, 30 de junio de 2012

LIV

Tus ojos de miel de mil abejas
que el calor y la luz del sol reflejan
vean como acaricio tus bucles, si me dejas,
de mar salada, de olas que vienen y se alejan;

me desconcierta tu sonrisa de blanca luna
con la que iluminas mis noches, mis sueños,
me deleita tu suave y rosada piel de cuna
con la que quisiera fundirme y no hubiera
de ella más otros dueños;

temo de tus labios probar el puñal
de tu veneno y dejarme morir
de tu placer carnal.

A. Carmona

1 comentario:

  1. No temas, tu poema tiene forma de corazón (donde llega).
    Un abrazo

    ResponderEliminar