domingo, 21 de abril de 2013

LXIII

Miro como rompe el mar
en las rocas de la playa
en su vaivén incesante,
como quisiera rasgar mi piel
contra la tuya en el
balanceo de la carne;
el arco de tu sonrisa
dispara certeras flechas
que atraviesan mi coraza
lacerando lo poco que queda
de mi corazón fatigado;
tus ojos de miel
advirtieron de mis entrañas
la hiel que las corrompe,
y tus caricias curaron
mis abisales heridas;
tus cabellos bermejos
como el sol es la seda
con la que confecciono
los lienzos para mis lágrimas;
tú eres la luz que envuelven
las tinieblas del poeta,
tú eres el pequeño tesoro
de este pirata amartelado,
que en ti halló a la musa
de sus versos rayados.

A. Carmona

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