domingo, 27 de enero de 2013

LXI

Esa vieja historia
de corazones rotos
y almas que se unen,
de noches regadas de vino
y canciones tristes,
de tu olor perenne
en mis sábanas,
del olvido figurado
y el sollozo recuerdo
disimulado...

Esa vieja historia de amor
que se convierte en odio,
ese odio que te marca el alma,
anhelo de tu piel
convertida en amargura
y aquellos besos
que ahora me sabrían a hiel,
ha pasado mucho tiempo
y me diluí cual estatua de sal,
ya sólo que da de mi
un corazón yerto y solitario
que aulla como un lobo
tu ausencia en mis noches.

A. Carmona

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